Plainsong by Kent Haruf

Plainsong by Kent Haruf

autor:Kent Haruf [Haruf, Kent]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1999-01-01T05:00:00+00:00


GUTHRIE

—¿Ya te vas? —preguntó Maggie Jones.

Guthrie estaba en el vestíbulo con su chaquetón de invierno en la mano. Detrás de Maggie la mayoría de los profesores hablaban y comían y bebían formando pequeños grupos. Otros hacían lo mismo sentados en las sillas y en el sofá. En una esquina del salón una profesora escuchaba al padre de Maggie Jones, que llevaba una camisa de pana y una corbata verde y gesticulaba continuamente con las manos mientras contaba alguna anécdota de los viejos tiempos.

—Si todavía es muy pronto —dijo Maggie.

—La verdad es que hoy no estoy de humor —dijo Guthrie—. Creo que será mejor que me vaya.

—¿Adónde vas a ir?

—No lo sé. Puede que vaya a tomar una copa al Shut. ¿Por qué no vienes conmigo?

—No puedo dejar solos a mis invitados.

Guthrie se puso el chaquetón y se subió el cierre.

—Espérame en el Shut —dijo Maggie—. Iré en cuanto pueda.

—Está bien. Te esperaré un rato.

Abrió la puerta y salió. El aire frío le golpeó en la cara y en las orejas, incluso dentro de la nariz. Había coches estacionados a todo lo largo de la manzana. Anduvo hasta su camioneta y se subió. El motor tardó en arrancar. Guthrie se metió las manos en los bolsillos y esperó a que el interior de la camioneta se calentara un poco antes de ponerse en marcha. Paró en la estación de servicio que había tres manzanas al sur de la casa de Maggie y se bajó dejando el motor en marcha y compró un paquete de cigarrillos y volvió a subirse a la camioneta y condujo hasta el Shut Bar and Grill, que sólo estaba a otro par de manzanas. El aire del bar estaba cargado de humo y alguien había puesto varias monedas en la máquina de música. Estaba la gente de siempre, las personas que siempre iban al Shut los sábados por la noche.

Guthrie se sentó junto a la barra y Monroe se acercó a él secándose las manos con un paño blanco.

—¿Qué te sirvo, Tom?

Guthrie pidió una cerveza de barril y Monroe se la sirvió y empezó a frotar una mancha en la barra, pero al final resultó que la mancha formaba parte de la madera.

—¿Te la apunto?

—No, no hace falta.

Guthrie le dio un billete y Monroe se acercó a la caja registradora que había junto al gran espejo y metió el dinero y tomó el cambio y se lo llevó a Guthrie.

—¿Alguna novedad? —dijo Guthrie.

—No, la verdad es que no —dijo Monroe y se fue a hacer algo al otro extremo de la barra.

Guthrie miró a su alrededor. Había tres o cuatro hombres sentados a su izquierda y varios grupos en los reservados que había a su espalda y más gente en las mesas y los reservados y la mesa de billar de la sala del fondo. Judy, la secretaria del instituto, estaba en una de las mesas con otra mujer. Al ver a Guthrie levantó su vaso y movió dos dedos. Él le devolvió el saludo levantando un poco la cabeza y se dio la vuelta y miró hacia la puerta de entrada.



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